En el pasado mes de enero de 2014 se aprobó una directiva con el objetivo de unificar la facturación electrónica en la contratación pública de los estados miembros. Según esta directiva se va a establecer un estándar para el ámbito de la facturación electrónica por el que se prevé un ahorro de 2,3 billones de euros a las administraciones públicas europeas.
Es una medida apoyada por todos los países en línea con la política relacionada con el Mercado Único, que persigue una mayor internacionalización de las empresas hacia un equilibrio comercial y económico que beneficie a todos los países de la Unión, fortaleciendo así al euro.
La Facturación Electrónica única europea
Varios países ya estaban dando pasos en la dirección de la normalización de la facturación electrónica en la relación con los proveedores a través de contratos públicos, pero una estrategia consolidada para toda la unión tiene un doble beneficio inmediato:
- Los países tienen marcada una agenda y un esquema concreto a seguir para agilizar el proceso de forma interna en sus propias administraciones
- El tejido empresarial europeo logra una mayor y mejor movilidad, pudiendo acceder de forma más consolidada a contratos en distintos países de la Unión Europea.
Facturación Electrónica en España
En España, han marcado como plazo último para adaptarse a la factura electrónica en los contratos públicos hasta enero de 2015, pero sin duda se irán perfilando las especificaciones correspondiente adaptadas a la Directiva europea a lo largo de este 2014.
Las empresas van a necesitar superar diversas barreras frente a este nuevo estándar, pero sin duda, aunque no se vayan a realizar contratos con la Administración, es una cuestión de tiempo que se regularice la factura electrónica también en los contratos con empresas privadas, empezando por las grandes y después extendiéndose por todo el entramado empresarial.
Solución a la utilización de factura electrónica generalizada
Para este periodo de adaptación, es fundamental para las empresas no correr riesgos, y recurrir a un sistema optimizado y que se mantenga actualizado con todas las novedades legales y administrativas que vayan dando forma a este estándar. Una adecuada solución de Facturación Electrónica y de Workflow de Facturas puede ser la clave para entrar en el Mercado Unico de forma limpia y eficiente.
Teniendo en cuenta que se trata de un paso previo a una utilización generalizada de la factura electrónica a todos los niveles y sectores, es recomendable empezar cuanto antes a adoptar soluciones que implementen, en los departamentos de contabilidad de las empresas, la factura electrónica de forma simultánea a facturas en otros formatos.
Según recoge la nota de prensa emitida por la Comisión Europea, el Comisario de Mercado Interior y Servicios, Michel Barnier, afirma:
“El apoyo a una administración pública moderna y eficiente en la UE y el fortalecimiento del mercado único, son las prioridades clave para la Comisión Europea. En su labor de desarrollo de un nuevo estándar de facturación electrónica europea y al hacer que la recepción de facturas electrónicas enviadas con este estándar sea obligatoria para todas las autoridades públicas, las nuevas reglas contribuirán a estos dos objetivos: por una parte se reducirá considerablemente el coste y la complejidad de la utilización de facturas electrónicas tanto para los gobiernos como para las empresa,s incluidas las Pymes; y por otra parte se van a eliminar las barreras de mercado y mejorar la interoperabilidad transfronteriza entre los sistemas de facturación electrónica. Esta iniciativa demuestra que las políticas europeas pueden ser un motor importante para la simplificación y que pueden ayudar a abrir nuevas oportunidades de negocio para las empresas europeas. Por último, el cambio del papel a la facturación totalmente digital contribuye a la lucha contra el fraude. Estos son todo beneficios concretos y tangibles que son particularmente relevantes en el contexto económico actual ”
La cuestión que planea en la mente de varios expertos es si el proceso será suficientemente ágil y con los plazos adecuados, no sólo por parte de las empresas, sino también por parte de las propias administraciones, que no siempre acometen los cambios con una agenda que permita a las empresas una adopción flexible y progresiva.
